Vie. Nov 7th, 2025

El estrés financiero ha retomado protagonismo en 2025, tanto en España como a nivel global, impulsando volatilidad, incertidumbre y cambios en el mapa de riesgos. Comprender cómo este fenómeno afecta a las inversiones es clave para proteger el patrimonio en fases de mercado delicadas. En este artículo se analizan el repunte reciente de estrés financiero, los sectores más expuestos y las mejores alternativas para refugiarse ante la inestabilidad.

Qué es el estrés financiero y por qué crece

El estrés financiero es la preocupación de los agentes económicos ante posibles pérdidas, caídas de valor de los activos, o dificultades para acceder a financiación en los mercados. Este estrés suele aparecer cuando surgen shocks externos (inflación, guerras, cambios en políticas monetarias, nuevas tecnologías) o internos, como desequilibrios fiscales y sobrevaloración de activos.

En los mercados españoles, el indicador de estrés ha crecido ligeramente en octubre y se sitúa cerca del umbral que separa el nivel bajo del medio, de acuerdo con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El repunte obedece a preocupaciones internacionales: conflictos geopolíticos, tensiones comerciales —especialmente por los aranceles estadounidenses— y vulnerabilidades fiscales en distintas economías. A ello se suma el avance tecnológico y el auge de la inteligencia artificial y criptoactivos, que si bien ofrecen ventajas competitivas, también presentan riesgos nuevos que deben ser monitorizados.

A escala global, los bancos centrales muestran divergencias en las políticas de tipos de interés, lo que añade incertidumbre sobre las condiciones de financiación futuras. Mientras tanto, los mercados de renta variable mantienen revalorizaciones importantes, quizá con algo de complacencia, y ciertos sectores —especialmente el tecnológico en EE.UU.— muestran indicios de sobrevaloración.

Sectores más expuestos al estrés financiero

No todos los sectores sufren igual ante el estrés de mercado. Los más vulnerables suelen ser aquellos con alta volatilidad, elevada correlación con el ciclo económico, o sensibles a cambios tecnológicos y regulatorios:

  • Tecnología y consumo discrecional: El sector tecnológico, especialmente fuera de Europa, muestra síntomas claros de sobrevaloración y es de los más expuestos a correcciones bruscas. La adopción de inteligencia artificial, aunque positiva a largo plazo, incrementa el riesgo de burbujas en determinados valores.
  • Banca y servicios financieros: Aunque la banca europea ha mostrado excelente rendimiento beneficiándose de tipos más altos, el sector está expuesto a deterioro de calidad crediticia si el estrés financiero se intensifica, y podría ver endurecidas las condiciones de financiación.
  • Renta fija corporativa (‘high yield’ y deuda pública): Las primas de riesgo se han mantenido muy bajas, pero cambios en las políticas fiscales o repuntes de volatilidad podrían ampliarlas rápidamente. La deuda soberana de economías frágiles registra preocupaciones adicionales por la sostenibilidad de sus finanzas públicas.
  • Bienes raíces: El precio real de la vivienda sigue en aumento por la fortaleza de la demanda, pero el sector inmobiliario comercial se incluye habitualmente en los escenarios adversos de los bancos centrales por su alta sensibilidad a shocks financieros.
  • Criptoactivos: Aunque algunos inversores los ven como refugio (Bitcoin, stablecoins), las criptomonedas han sufrido episodios de estrés severo en 2025, con desplomes de precios y fallos de seguridad.

Por otro lado, sectores de consumo básico, energía y algunas infraestructuras tienden a comportarse de manera más resistente ante crisis financieras.

Indicadores de alerta

Las señales que suelen anticipar o acompañar episodios de estrés incluyen:

  • Elevada volatilidad en los mercados de renta variable
  • Ampliación de diferenciales de crédito y caídas pronunciadas en valoraciones
  • Repunte de desempleo, deterioro en las cifras macroeconómicas
  • Movimientos bruscos en las divisas, especialmente en economías emergentes
  • Fuga de capitales hacia activos considerados refugio

La CNMV en España, el Banco de España y entidades regulatorias internacionales han reforzado la vigilancia ante la subida del estrés, aunque por ahora los niveles observados son bajos comparados con crisis previas.

¿Dónde buscar refugio con estrés creciente?

En un entorno de incertidumbre financiera moderada, los inversores tienen varias opciones para equilibrar su cartera y proteger el capital:

  • Activos refugio tradicionales:
    • Oro: Históricamente ha preservado valor en entornos de alta inflación y crisis globales; sigue siendo muy demandado.
    • Bonos del Tesoro y deuda soberana de economías estables: Ofrecen liquidez, baja volatilidad y menor riesgo de impago.
    • Divisas fuertes (franco suizo, dólar, yen): La demanda tiende a aumentar en episodios de fuga hacia calidad.
  • Renta fija: Tras la reciente inestabilidad, la renta fija ha recuperado relevancia y vuelve a ofrecer ingresos y cobertura ante caídas en la renta variable, especialmente en emitidos por gobiernos sólidos.
  • Acciones defensivas: Empresas de salud, infraestructuras y utilities resisten mejor la volatilidad que sectores cíclicos o tecnológicos. Ofrecen dividendos estables y baja correlación con el ciclo global.
  • Bienes raíces en ubicaciones estables: Menor exposición a shocks, especialmente cuando hay demanda sólida y condiciones financieras estables.
  • Diversificación internacional y sectorial: No depender de un solo mercado o sector reduce el riesgo sistémico.
  • Liquidez: Mantener una parte del capital disponible en instrumentos líquidos permite responder rápidamente a escenarios adversos.

Cabe señalar que algunos activos refugio tradicionales están empezando a perder eficacia. El dólar, por ejemplo, muestra menor fortaleza en episodios recientes de estrés; el oro, aunque resiste bien, ha visto subidas moderadas; y el “flight to quality” hacia EE.UU. pierde algo de atractivo por los riesgos fiscales y arancelarios del país.

Estrategias recomendadas ante la incertidumbre

  • Invertir con horizonte temporal claro: No dejarse llevar solo por la volatilidad, sino por análisis fundamental y criterios de sostenibilidad.
  • Gestión activa y revisiones periódicas: Dada la rapidez de los cambios en los mercados, conviene ajustar la cartera con regularidad.
  • Monitorizar riesgos y señales de alerta: Prestar atención a indicadores macro, políticas de bancos centrales y posibles giros geopolíticos.
  • Evitar posiciones excesivas en sectores vulnerables: Tecnología y criptoactivos pueden ofrecer alto rendimiento a largo plazo, pero exigen tolerancia al riesgo y disciplina.
  • Priorizar calidad y resiliencia: Empresas con balances sólidos, baja deuda y beneficios consistentes ofrecen mejores perspectivas en fases de estrés.

Conclusión

El crecimiento del estrés financiero en 2025 recuerda la importancia de la prudencia, la diversificación y la gestión del riesgo en la toma de decisiones de inversión. Mientras los sectores más expuestos pueden sufrir correcciones pronunciadas, las oportunidades para proteger el capital se multiplican en activos refugio y estrategias defensivas. Adaptación y análisis constante son hoy claves para sortear con éxito un entorno donde la incertidumbre es la única certeza.

por Peque

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